Gracias por visitar esta newsletter! Este artículo es parte de una serie de artículos cortos que saldrán esta semana, interpretando las elecciones generales del 9 de febrero en Ecuador. Le invito a leer, compartir o suscribirse gratis si desea recibir estos artículos directamente a su correo electrónico —JRS
Al momento, con 98% de las actas escrutadas a nivel nacional, los resultados de la primera vuelta muestran que Daniel Noboa y Luisa González empataron en el primer lugar con 44% cada uno, Leonidas Iza quedó en tercer lugar con 5%, y Andrea González quedó cuarta con menos de 3%. Los demás candidatos recibieron menos del uno por ciento de la votación.
Lo primero que hay que apuntar es que esta elección de primera vuelta fue extremadamente inusual en sus características estructurales: una distribución del voto en primera vuelta donde los dos primeros lugares entre 16 candidatos acaparan cerca del 90% de los votos no tiene precedente histórico. El antecedente más parecido fue en 2013 cuando Rafael Correa sacó 57%, Guillermo Lasso sacó 23%, y el tercer lugar, Lucio Gutiérrez, sacó 7%.
Días antes de las elecciones planteamos, con escepticismo, precisamente la pregunta de si esta era la distribución de votos que efectivamente veríamos el 9 de febrero. Es imposible saber qué habría pasado si Jan Topic participaba en la contienda, así que, por ahora, los resultados más bien parecen corroborar la hipótesis planteada por diferentes personas de que los electores enfrentaban estas elecciones con las mismas preferencias que enfrentaron las elecciones de segunda vuelta de 2023.
Resumiendo, esa hipótesis decía que (1) ha transcurrido muy poco tiempo desde la elección anterior y (2) ningún tercer candidato ha tenido tiempo y recursos para posicionarse en el mapa —reitero, no podemos saber cuál habría sido la votación de Topic en un universo paralelo. Sea cual fuere la explicación, los resultados efectivamente se concentran en dos candidatos y, si los votantes efectivamente votaron con sus preferencias de la segunda vuelta de 2023 en mente, las elecciones de ayer brindan ya algunas pistas importantes.
¿Recuperación del músculo electoral de la RC?
Para nadie es novedad decir que la Revolución Ciudadana (RC) ha venido mermando significativamente su músculo electoral desde la década de los 2010s. En las primeras elecciones de esta nueva década, Andrés Arauz en 2021 tuvo un rendimiento electoral muy por debajo de su antecesor Lenín Moreno en 2017. Luego, en las elecciones seccionales de 2023, las victorias de la RC en varias de las alcaldías y prefecturas más importantes fueron interpretadas equivocadamente como recuperación de su músculo electoral, el cual no había cambiado mayormente desde 2021. Aquello se puso en evidencia en las elecciones presidenciales anticipadas de 2023.
¿Cómo leer el rendimiento electoral de la RC en la primera vuelta de 2025? Los resultados de 2025 son muestra indiscutible de recuperación. Creo que la comparación más apropiada no es el 34% de Luisa González en 2023 con su 44% de ayer. Lo importante está en los detalles.
En 2023 el rendimiento electoral de González no fue muy superior al de Arauz en 2021. Pero sobre todo —y esto es importante— en algunos de los bastiones de la RC, González retrocedió con respecto a Arauz: Manabí, Los Ríos, Guayas y El Oro. Esos retrocesos fueron muy notables porque revelaban fisuras en su músculo electoral, ahí donde su apoyo es más fuerte.
Año y medio más tarde, en 2025, el rendimiento electoral de Luisa González es muy superior al de 2023, pero no sólo en los bastiones de la RC, sino también en algunos de los territorios menos favorables para el correísmo. En Tungurahua, la provincia de peor desempeño del correísmo en las últimas elecciones, la RC acaba de alcanzar 22%, después de dos elecciones consecutivas donde obtuvo porcentajes por debajo de 15%. Provincias como Napo o Pastaza exhiben el mismo patrón. En Loja, la votación de la RC no había superado el 23%, y anoche fue 33%. En Pichincha y Azuay, territorios de amplio retroceso del correísmo, Luisa González sacó 10 puntos más de lo alcanzado en las dos elecciones anteriores.
¿Signos de vulnerabilidad para Noboa?
Volviendo al marco analítico que parece ser el adecuado para interpretar estos resultados, léase si los electores enfrentaron esta primera vuelta con las mismas preferencias que enfrentaron la segunda vuelta de 2023, entonces los resultados de anoche sugieren ciertas pistas que deberían provocar preocupación para Noboa. Ciertamente vienen dos meses largos hasta la segunda vuelta en donde muchas cosas pueden pasar, pero el punto de partida de Daniel Noboa no es el mejor.
Noboa ganó en la segunda vuelta de 2023 gracias a un importante segmento de electores que no le pertenecían sino que votaron por él porque preferían cualquier alternativa al correísmo —si la alternativa al correísmo en segunda vuelta era distinta, igual habrían votado por esa otra alternativa; no eran votos de Noboa.
Año y medio más tarde, Noboa parece haber absorbido en su votación a todos aquellos que preferían una alternativa distinta al correísmo en esta primera vuelta, y sin embargo sus números quedaron muy por debajo de su votación en segunda vuelta de 2023. Tome el ejemplo de Tungurahua, que es el más decidor.
En la segunda vuelta de 2023, Noboa sacó 75% en Tungurahua. En la primera vuelta de anoche sacó 61%. ¿De dónde va a exprimir más votos camino a la segunda vuelta, si los primeros tres lugares ya acaparan más del 90% de los votos en esa provincia? Leonidas Iza sacó 11% en Tungurahua, y la expectativa razonable es que en segunda vuelta esos votos vayan a Luisa González o se conviertan en votos nulos.
Lo mismo pasa en Pichincha. En segunda vuelta de 2023, Noboa sacó 60%. Anoche sacó 49%. ¿De dónde podría exprimir más votos en Pichincha, si los dos primeros lugares acapararon casi el 90% de los votos? Leonidas Iza sacó 7% en esa provincia.
La misma lógica aplica para Luisa González, por supuesto, pero con una diferencia importante.
La votación de Luisa González en 2025 refleja menores diferencias con respecto a su votación en segunda vuelta de 2023, pero además, las provincias donde las diferencias son mayores son aquellas en donde Leonidas Iza tuvo su mejor rendimiento electoral. La expectativa más razonable camino a la segunda vuelta es que los votos de Iza se dirijan a la RC o se conviertan en votos nulos, como tendencia general.
La discusión de si el correísmo “rompió” o no su “techo electoral” es irrelevante. Las características estructurales de esta elección —la forma como se distribuyeron los votos— es muy atípica, y lo que queda es analizar los escenarios posibles para la segunda vuelta. Tal análisis require de datos más desagregados que el nivel provincial pero, en principio y con los datos disponibles al momento, la segunda vuelta de 2025 no parece ser un reprise de la segunda vuelta de 2023, porque el espacio para crecer para ambos candidatos es mucho más pequeño y es diferente para ambos.
¿Cuáles son los votantes con los que Luisa González podría contar para la segunda vuelta? ¿Cuáles son los votos con los que Noboa podría contar? Y, ¿qué tan probables son los traspasos de votos en este contexto? Algunas elecciones se definen en el margen.
Su análisis es desapasionado y acertado, inteligente y analítico. Nos instruye y conduce al pensamineto crítico. Gracias.
Estimado Javier Rodriguez
Falto analizar la posibilidad de que haya habido fraude electoral. Es más que verificado que la 35 era número 1 para hacer fraude. La 5 son los mismos de la 35.